Nos levantamos hace una semana con la noticia de que Lillas Pastia, el magnífico restaurante de Huesca http://www.lillaspastia.es/ ha perdido su estrella Michelin. Para nosotros una pena, ya que parece que sólo los grandes chefs puedan accedar a este título, y los que se encuentran más lejos de estas grandes urbes lo tengan más difícil.
No vamos ahora a entrenernos en asuntos que no nos conciernen, ni vamos a rogar que el Honorable Josep Mª Puigjaner, director emérito de la revista El Farmacéutico, nos cuente el origen operístico de Lillas Pastias y vamos a centrarnos en lo que es la pérdida de un distintivo de calidad y el "upside" que se le puede sacar a eso.
Una pérdida no es solo lo que dice Alonso que "quedar el 2º es no haber ganado", una pérdida en muchos casos es motivo de alegría a largo plazo. Uno no está contento cuando pierde su trabajo (a no ser que lo odie, en cuyo caso es motivo de alegría), pero muchas veces uno tarda tiempo en darse cuenta que un suceso negativo ha sido positivo para él.
Todos los cambios son buenos. Cambiar es evolucionar. ¿Qué se aprende del fracaso?
El fracaso es el camino del éxito, y es mucho más fácil aprender de él que aprender del que siempre te digan que todo lo haces perfecto. Se dice que es mucho mejor un cliente insatisfecho que se queja que uno que no se queja, pero deja de venir.
Si aplicamos este aspecto a la farmacia, esto sucede muchas veces cuando la farmacia de al lado, cambia de dueño o se reforma. Muy a menudo después de la reforma de una farmacia próxima, las demás también pasan un proceso de lavado de cara, pero una reforma no debe ser únicamente esto. Debe significar un replanteamiento del negocio. Un pararse y pensar. Ser un me too no lleva a ninguna parte. La única diferenciación en un me too es el servicio y el precio. Recientemente, he tenido la oportunidad de realizar un estudio de la competencia de una farmacia. Cuando les plantee el proyecto, les hable de no tener los mismos productos que la competencia, pero entonces me preguntaron ¿qué pasa cuando estás de guardia y te vienen pidiendo la crema que habitualmente gastan y no tienes?. Entonces les planteé yo no van a hacer nada diferente a la otra más que tener un local más bonito. Atrévanse a tener cosas diferentes y no se conviertan en un almacén de huérfanos.
Innovar no es copiar lo diferente que tienen los demás. Innovar no es hacer un plato de Adrià en Huesca. Es hacer el plato de Carmelo en Huesca. Quizás si Carmelo se metiera en el laboratorio con el reputado farmacéutico Diego Marro, saldrían cosas aún más inverosímiles de lo que hace, aunque todo se andará.
Entiendo que es complicado y que acertar en la introducción de un producto en la farmacia es una tarea complicada. Lo mejor es optar por productos que gozan de exclusividad de zona, con una gran reputación a los que hay que hay que dedicarle cierto tiempo para crear ese halo de diferencia. Si se logra conseguir eso, ya se tiene media estrella Michelin. La otra está en encontrar a los catalizadores, los consumidores satisfechos con capacidad de influenciar al resto del público. Y pensar que la paciencia es una virtud. Sin embargo es la estrategia la que mueve ficha.
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